jueves, 27 de noviembre de 2014

La absurda ley PPP en España

¿Hasta cuándo este despropósito?


Hoy queremos usar un espacio de nuestro blog para dar nuestro punto de vista sobre la ley que más controversias y debates ha creado en España, dentro del mundo canino. La ley española de PPP.

[...El Real Decreto 287/2002 de 22 de marzo desarrolla la Ley 50/1999 de 23 de diciembre en la que se regula la tenencia de animales potencialmente peligrosos en el ámbito de todo el Estado español. En ella se establecen las condiciones que han de cumplir los perros para que les sea aplicable esta ley, las obligaciones administrativas, medidas de seguridad y sanciones...]

El primer motivo que deja muy claro que estamos ante un sinsentido de ley es que en distintas comunidades autónomas ofrecen variantes de la esta ley estatal, no sustituyéndola pero sí complementándola. Eso quiere decir que cualquier propietario tiene la obligación de cumplir con la normativa vigente de su comunidad y con la estatal, aunque estas se contradigan en casos concretos

¿Tienen más conocimientos los "expertos" que han desarrollado una ley respecto a los que desarrollaron otras?. Estoy seguro que no, que poseen los mismos, en este caso NINGUNO.

Por ejemplo, el Dobermán en Andalucía está catalogado como una raza potencialmente peligrosa, y su tenencia se regula por el BOJA núm. 47 del 07/03/2008. Por lo tanto, el andaluz que quiera tener un Dobermán debe cumplir con ambas leyes.

Pero es que aún podemos dar una vuelta de tuerca más en esta reflexión sobre lo absurdo de la/s ley/es en cuestión. En la comunidad de Madrid el Dobermán, al igual que en la ley estatal, está fuera de cualquier regulación sobre raza potencialmente peligrosa. El madrileño, por lo tanto, puede tener su Dobermán sin ningún tipo de regulación especial. Pero ¿qué ocurre cuando ese madrileño quiere visitar, en vacaciones, a un hermano suyo que vive en Sevilla?.

Vivimos además en un país donde el sensacionalismo y el morbo crean un desmesurado interés en la sociedad. Parte de ese interés es saciado por medios de comunicación que buscan audiencia, importando muy poco que esa búsqueda arrase con los derechos y la justicia que merecen todas las razas caninas. De no ser así, ¿por qué en todas los titulares de noticias sobre ataques de perros nombran a una raza PPP?. Luego, en muchos casos, ves la noticia y si esta continene alguna imagen del perro protagonista del suceso, observas que se parece a la raza del titular como "un huevo a una castaña".

Una de las consecuencias de estas leyes y del juego que dan los medios de comunicación es que la sociedad ya es, de forma generalizada, xenófoba con estas razas. Aunque un perro PPP cumpla con toda la normativa que le exige la ley (atado, bozal, etc.), es muy común ver quien cambia la dirección de sus pasos o se aparta cuando divisa frente a él a un propietario que camina junto a su perro, así como quien saca a su perro de un parque canino cuando observa que un PPP va a entrar en las instalaciones. ¿Es eso ayudar a la sociabilización de un perro?.

Tras estas reflexiones, en voz alta, vamos a centrarnos ahora en los motivos científicos que demuestran la injusticia de este tipo de leyes. 

Una raza sigue cánones fenotípicos (estructura y morfología), por lo que podremos hablar de razas fuertes, poderosas, pero NUNCA agresivas.

El carácter y el temperamento dependen del genotipo de CADA perro, y no vienen determinados por una u otra raza concreta.

Los criadores que sólo se preocupen en la selección fenotípica de sus reproductores, centrando el interés comercial de sus camadas en el impacto visual, hace un flaco favor a la raza, sea la que sea.

La crianza responsable resulta básica para ayudar a descartar genotipos desaconsejados, ya sean estos por exceso o defecto de cualquier característica necesaria para el equilibrio emocional del perro.

Encontrar a un "terrible" pitbull que sea un auténtico peluche con su entorno es tan posible como encontrar a un "indefenso" yorkshire que sea un demonio camuflado con quien ose acercarse a él. Y, a modo de comentario, en mi experiencia como educador canino me he encontrado muchas más veces con demonios de tamaño pequeño que con los que se regulan en las distintas leyes de PPP.

Además del razonamiento biológico expuesto, la sociabilización, la educación y las experiencias que demos a nuestros perros, determinará que este siga un camino u otro.

Tenencia responsable SÍ, siempre. Pero cualquier regulación, en caso de establecerse, ha de ser la misma para cualquier raza o mestizaje.

Debemos poner fin a un ley absurda y xenófoba, que lo único que consiguen es estigmatizar a razas caninas que en ningún caso lo merecen.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Mi perro se esconde

Cuidado, ese escondite no es un juego

Son ya muchos los casos tratados con perros que, en determinados momentos, se refugian en un lugar concreto de la casa cuando se siente inseguros.


Ese lugar (un rincón, bajo una mesa, bajo una cama, etc.) se ha convertido en su último recurso cuando una situación concreta desborda su estabilidad emocional y acude a él para protegerse. La repetición de la conducta ha llegado a perpetuar el mismo modus operandi en cada situación de estrés no controlado.


El perro que se siente inseguro ante la exposición a ruídos (pirotecnia, tormentas, etc.) usa de forma muy frecuente este patrón de comportamiento. Uno de nuestros próximos posts lo dedicaremos al miedo del perro ante la exposición a determinados ruídos y trataremos de ayudar al binomio perro/guía en ese problema concreto.

El post de hoy, sin embargo, queremos dedicarlo a otro caso muy extendido en el mundo canino que tiene el mismo patrón en su conducta. Esconderse en un sitio concreto pudiendo, además, mostrar una conducta agresiva cuando nos acercamos a él.

Vamos a exponer, como ejemplo, una situación concreta que describa ese comportamiento.

Un perro que coje algún objeto y se esconde en un lugar determinado, donde proyecta claramente una actitud posesiva con el mismo, e incluso agresiva, cuando tratamos de acercarnos y/o sacarlos de dicho espacio.

Lo primero que deberíamos analizar es qué conduce al perro a coger objetos no permitidos. Necesidad de morder (necesidad real que aparece normalmente en edad de cachorro y que puede perpetuarse), ansiedad (busca algo donde proyectar la misma), aburrimiento (toma algo para entrentenerse), etc. Sea cual sea el motivo, debe tratarse de forma específica para prevenir el estado que provoca ese comportamiento.

Lo que hoy queremos hacer, mediante este post, es hablar sobre la terapia complementaria que debemos hacer junto a la recomendada para combatir los estados emocionales del perro descritos anteriormente. Esta terapia complementaria es para desensibilizar al perro en ese lugar concreto donde se esconde y no permite que nadie se acerque.

NUNCA debemos acercarnos al perro de frente y desafiándole a salir de allí. No podemos ayudarle presentándonos con una actitud amenazante, y ese actitud lo es con un perro reactivo.

Aunque exista el convencimiento, generalizado y erróneo, sobre el perro que gruñe, enseña dientes e incluso muerde, diagnosticando a ese perro una actitud dominante; nadie (persona o animal) que se siente dominante ante otros tiene como último recurso esconderse en un lugar concreto. Así que, para empezar, vamos a dejar de colocar el cartel de dominante a cualquier actitud que demuestra agresividad en un perro, y a tratar de dejarnos influenciar menos por los programas televisivos caninos.

El perro que se esconde es porque se siente inseguro en ese instante, y lo que tenemos que hacer es que ese estado de inseguridad vaya desapareciendo poco a poco. Si has gritado, amenazado... o algo más, cuando el perro cogía algo no permitido debes terminar desde YA con esa conducta tuya, porque es la que ha creado la inseguridad del perro contigo.

Pero, como decimos, tenemos también que desensibilizar al perro de ese lugar concreto. Para ello, podrán ayudarnos distintas técnicas como las que a continuación detallaremos.

Si que es importante que estos entrenamientos se hagan en los momentos en los que el perro no está usando ese sitio concreto como recurso a su estado emocional.

1.- Sientate con él y busca la relajación del perro allí y contigo.
Premia con comidas o caricias (el juguete suele excitar al perro más) cada muestra de relajación o confianza que el perro te demuestre. Es importante que él deje de verte en ese lugar concreto como una amenaza a su integridad.

2.- Enseña a tu perro a traerte cosas desde ese lugar concreto.
Cuando el perro tenga apetito muéstrale que tienes la comida que él quiere, ofrecele algún objeto para que lo coja en su boca y automáticamente le muestras la mano con comida diciéndole una instrucción para que suelte lo que tiene. Repite tantas veces como sea necesario hasta que el perro sepa que tras el comando verbal elegido, y suelte lo que tiene en la boca, tendrá una rica y sabrosa recompensa. Una vez que sabe hacerlo perfectamente, tira el objeto a ese lugar donde él se esconde, e invítale (comando verbal) a salir recompensandole del mismo modo cuando te entregue el objeto. En la cabeza del perro comenzará a crearse una comportamiento contrario al que siempre había hecho. [... No entro aquí para llevar algún objeto que he cogido, porque incluso si me tiran ese objeto voy para sacarlo y entregarlo a mi guía].

Tratar problemas de inseguridad con un perro puede resultar un proceso largo, pero debe tratarse cuanto antes. No hacerlo puede desencandenar accidentes más graves. Paciencia, constancia y valorar cualquier avance, por pequeño que sea, tienen que acompañarte durante todo el proceso.



lunes, 27 de octubre de 2014

La impronta o imprinting en los cachorros

No anticipes su separación de la madre y la camada


Vamos a dedicar el post de hoy para hablar de un término poco conocido entre los propietarios de cachorros, pero básico en su posterior desarrollo a perro, tanto en su estabilidad emocional como en su comportamiento, la impronta o imprinting.

Como con el resto de los mamíferos, la impronta es una de las fases más importantes en el proceso educativo del perro. Su carácter será moldeado, en gran parte, durante esta etapa, por lo que se puede considerar un período determinante para su comportamiento como perro adulto. Será su primera toma de contacto con las normas de conducta y la socialización.

Cada vez es más común que los cachorros lleguen a manos de su familia humana cuando tienen 4 ó 5 semanas y, como educador canino, son muchos los casos que he tratado ya con perros que antes de llegar a la impronta recomendada, fueron separados de su madre y hermanos/as. Muchos comportamientos y conductas que han sido tratados tienen como origen esta precocidad en la llegada a su nuevo hogar.

Puede ser que en nuestro afán, erróneo casi siempre, de convertirnos en el foco protector de nuestro cachorro, sea más atractivo tenerlos entre nuestro brazos cuanto antes. Si todos fuésemos conscientes que le estamos privando de una fase primordial en su desarrollo emocional y comportamental, se trataría en muchos casos de mantener al cachorro junto a su madre y camada el tiempo recomendado. La seriedad y responsabilidad del buen criador debe conducir a los futuros propietarios a descartar una separación precipitada.

Cuando nacen, los perros pasan casi todo el tiempo durmiendo y amamantándose de su madre. Su progenitora es también la que comienza a estimular sus funciones sensoriales y motoras. Es su primer contacto con la socialización, que condicionará la sociabilidad y relación con el entorno del futuro perro adulto. Esta será incrementada progresivamente con el contacto, los juegos, y la exploración de entorno junto a sus hermanos/as de camada, bajo la supervisión constante de la madre. Aquí se inicia el proceso educativo del cachorro, puesto que la madre comenzará ya a marcar determinadas pautas educativas.

También resultará básica y primordial la figura materna cuando llega la fase de la inseguridad o miedo, que será a partir de la 5ª semana. El comportamiento despreocupado del cachorro desemboca a una conducta más insegura y su instinto de reconocer todo su entorno desciende por ello. Será una respuesta natural que el cachorro busque la protección de la madre de un modo más constante, y ella será la que le aporte la seguridad necesaria, y del modo correcto, en cada momento. El lenguaje canino, el lenguaje corporal, comienza a asentarse de un modo definitivo en cada cachorro.

En esta fase será de gran ayuda la colaboración humana, siempre de un modo controlado y que el cachorro sea capaz de gestionar de forma correcta. La comunicación con su entorno, la sociabilización, será mucho más rica si comienzan a participar en ella las personas, niños y adultos. Un defecto en la sociabilización del cachorro con los humanos traerá consigo una inseguridad hacia las personas, que sí que puede derivar en problemas más serios.

Será entre la 8ª y la 10ª semana cuando el cachorro esté preparado para llegar a su nueva familia. Esta ocupará, en ese momento, el papel principal en la continuación de su proceso educativo y de sociabilización.


martes, 23 de septiembre de 2014

Evitar que el perro tire de la correa

Si tu perro tira, no tires tú la toalla


Es una de las conductas por las que más se reclaman los servicios de un educador canino. Una conducta que además se perpetuará en el tiempo si no se soluciona cuanto antes. Existe un tópico muy recurrente frente a ese comportamiento, que es la conducta dominante del perro respecto a su guía, pero prácticamente en ningún caso es el motivo de ello.

Los factores predominantes a esa conducta son casi siempre emocionales (excitación, ansiedad, curiosidad, etc.) y, también casi siempre, van acompañados de la ausencia de un correcto vínculo en el binomio guía/perro. En este post hablamos sobre la importancia del vínculo con nuestro perro.

El paseo con nuestro perro debe ser uno de los momentos más cómplices entre ambos. Un momento del que debemos disfrutar al máximo, por lo que es sumamente importante hacer todo lo posible para que así sea. Pensamos que un perro que tira de la correa sólo ocasiona molestias al guía que le acompaña, sin embargo en muchos casos es el reflejo de que el propio perro tampoco está disfrutando de su paseo.

Modificar esa conducta siempre es posible, y aplicar métodos como los que a continuación detallaremos podrá ayudarnos. Sin embargo siempre será recomendable la ayuda de un profesional que evalúe el comportamiento del perro en el exterior y el porqué del mismo.

Construir desde 0 siempre será más fácil que modificar la conducta descrita y estas rutinas pueden ayudarte a tu objetivo.

Memoria Posicional: El perro tiene una capacidad muy alta de memorizar posicionalmente cómo desarrolla determinadas acciones tomándonos a nosotros como referencia, por lo que es muy fácil que memorice su posición respecto a nosotros en el momento del paseo. Para ello es importante que definamos a qué lado nuestro queremos que el perro pasee, y esa misma ubicación ha de tener con cualquier otra persona que pasee con el perro en la calle

Refuerzo de Posición: Pon comida en la mano del lado elegido para el paseo (mira antes si es cómodo para ti llevar comida y correa en la misma mano o si te resulta más cómodo coger la correa con la mano contraria, por detrás de ti) e invita al perro a través de la mano a que se ponga en el lado correcto y a la altura nuestra recomendada. Premia al perro, coge nuevamente comida con la mano y comienza a andar asegurándote de que el perro sigue tu mano y premiando la permanencia en la posición correcta. Poco a poco podrás meter cambios de direcciones y de ritmo siguiendo la misma rutina.

Sin embargo es fácil, muy fácil, que el perro abandone la posición indicada para satisfacer lo que su instinto reclama, adelantándonos o desviándose a otra dirección. En ese caso podremos usar distintas técnicas para volver a llevar al perro al sitio correcto, pero en todas debemos previamente indicar el comando NO al perro, para que poco a poco sepa él mismo lo que debe hacer en el momento que lo oiga durante el paseo.

Detención y corrección de posición: En el mismo instante en que el perro nos adelante o se separe, y tras decir el comando NO, nos detenemos y permanecemos inmóviles y tranquilos hasta que el perro también permanezca calmado. En ese momento y con la ayuda de la mano que transporta la comida le volvemos a invitar a que tome la posición correcta. Reanudamos la marcha y repetimos tantas veces como sea necesaria.

Cambio de dirección: En el momento en que el perro nos adelante nosotros decimos que NO y giramos 180º dejando en ese mismo instante, nuevamente, a nuestro perro detrás de nosotros y volviendo a mostrarle la mano que porta el premio a su permanencia. Lo importante de esta técnica es que el perro termine por captar que sólo caminará y avanzará si permanece en el sitio correcto durante el paseo. Al igual que en la técnica anterior, esta se repetirá tantas veces como sea necesaria.

Lo que sí debes de saber para esta y cualquier otra conducta que queramos construir en nuestro perro es que siempre necesitarás paciencia, constancia y determinación en cada sesión de entrenamiento. Disfruta de cada paso que avances en lugar de frustrarte por todos los que te queden.

Ánimo y no tires tú la toalla.


jueves, 11 de septiembre de 2014

La alimentación del perro

Aprende a beneficiar su salud

Hoy vamos a dedicar el post a uno de los temas que más debate pueden crear en el mundo del perro, su alimentación. Opiniones de todo tipo se vierten, incluso por especialistas, en lo relativo al recurso primario canino por excelencia. En este artículo no queremos exponer recomendaciones sobre marcas y/o naturalezas de la alimentación de tu compañero/a. Tan sólo queremos exponer nuestros conocimientos en el recurso alimenticio del perro, basado todo ello en nuestras propias experiencias.
Resulta una obviedad indicar que, independientemente de marcas y dietas naturales concretas, todo perro debe recibir una alimentación de calidad y sujeta a determinadas particularidades del individuo (edad, tamaño, actividad física, actividad emocional, etc.). No debemos confundir el término calidad con cantidad, puesto que esta ha de ser también una determinada.
En la actualidad existe un mercado amplísimo para la alimentación del perro, tanto de piensos como de dietas naturales, por lo que es recomendable que con la ayuda de un especialista en la materia de tu confianza definas el proceso alimenticio de tu perro/a desde el inicio. Lejos quedan ya los tiempos donde los perros eran los destinatarios de toda sobra de comida humana. Es muy importante desterrar ya cualquier hábito parecido porque si bien el perro comerá casi cualquier cosa que le demos, no es menos cierto que debido al desconocimiento podamos estar poniendo en riesgo la salud del animal.
Tampoco es recomendable basar su alimentación, únicamente, en carne y huesos porque el perro, aun teniendo el aparato digestivo de un carnívoro, necesitan otro tipo de nutrientes en su dieta que no serán aportados por ellos.
Lo que sí deberíamos de considerar es que siempre des de comer a tu perro a la misma hora, independientemente del número de tomas que tenga en el día. De este modo será mucho más fácil controlar sus necesidades fisiológicas además de, aunque parezca mentira, ayudarte a tener un perro más equilibrado emocionalmente por el uso de esta rutina junto a otras, tal y como hablábamos en este post. Por lo tanto debemos dejar de lado una costumbre muy extendida de tener su plato de comida siempre lleno para que él/ella coma a su antojo y cuando quiera. Agua fresca y limpia siempre, pero no comida. Su digestión completa lleva mucho más tiempo que la humana por lo que debemos evitar que el aparato digestivo del perro esté siempre en funcionamiento. También evitaremos que el perro comience a construir una conducta de posesión con su comida que puede derivar, en ocasiones, en una agresividad concreta. Por lo tanto nuestra recomendación es ponerle su ración de comida a la hora indicada y quitarla si en el plazo de unos minutos no ha acabado con ella, no volviendo a darle más comida, en la cantidad de siempre, hasta la siguiente hora de toma. Que no te invada un sentimiento de culpa o pena porque el perro esté hambriento, porque no te ayudará a ayudarle. Pronto el perro aceptará la rutina propuesta y todo será más fácil para ti y sano para él.
Si optas por la comida de piensos comerciales, debes de considerar que las raciones propuestas en los sacos son medidas generales y estándares. Cada perro es un mundo, con su metabolismo propio, con su grado propio de actividad, etc., por lo que la ración adecuada para uno no tiene que ser la de otro, aunque sea la misma raza, tamaño y edad.
Debes de ser consciente de que la edad también será un factor muy considerable en este proceso. Por ello tanto la cantidad, como el tipo de comida, como el número de tomas dependerán en gran parte por la edad de tu perro/a.
Hemos mencionado en el párrafo anterior el número de tomas. Como en casi todo hay distintas opiniones, pero casi todas coinciden en dar la dosis diaria repartida en 3 tomas cuando se es un cachorro, y cambiar a dos a partir del año de edad. También hay personas que, por el grado de actividad concreto del perro, pasan posteriormente a una sola toma diaria. En el caso de dar de comer al perro sólo una vez al día debes de tener más cuidado para evitar una posible torsión gástrica del animal. En este artículo estuvimos hablando sobre ella.
Evita dar de comer a otras horas que las propuestas inicialmente por ti, porque sólo conseguirás que el perro esté siempre demandando comida. Borra de tu cabeza la expresión “es que me mira con una cara...” porque la mayoría de las veces la expresividad de esa cara no está en ella y sí en tu cabeza.
Cuando realices algún cambio en la alimentación de tu perro/a, ya sea de un pienso de cachorro a uno de adulto, de una marca concreta a otra, de una dieta natural a otra, etc., es recomendable que lo hagas de forma gradual durante unos días, mezclando la comida saliente con la entrante. El estómago del perro suele ser delicado para cambios bruscos y agradecerá que cualquier cambio en la base de su alimentación se haga poco a poco.
Ten mucho cuidado al darle huesos para roer ocasionalmente. Trata que estos sean grandes, como la rodilla de ternera, y que no estén cocinados. Los huesos pequeños y/o cocinados son más fáciles que se astillen o se puedan tragar enteros, lo que puede suponer problemas de salud.
También debes de tener muy presente qué alimentos debes evitar darle a tu perro. Aunque hay listas circulando por internet, habla con tu veterinario para que te indique los mismos.
Y ten siempre presente que todo esto sólo lo haces por su bien, por lo que consideramos que realmente merecerá la pena.

martes, 19 de agosto de 2014

El tacto en los perros

Tócame, pero haz que me sienta bien


Ponemos punto y final al recorrido que hemos hecho por los sentidos caninos, dedicando el último post al, quizás, menos conocido de ellos, el tacto.

Todos/as coincidiremos en que a un perro, generalmente, le gusta las muestras de afecto a través del contacto, de las caricias. De todos modos, también es importante conocer las zonas preferidas de su anatomía para dar esas caricias. ¿Sabías que, por ejemplo, una de las zonas donde más caricias recibe un perro (su cabeza) es una de las que menos le agrada que le toquen?. En el esquema siguiente vienen expuestas, mediante colores, las zonas más y menos receptivas de recibir caricias y/o masajes.


El primer contacto físico lo recibe al nacer a través de su madre, la cual busca su temprana estimulación lamiéndolo y tocándolo con su nariz.

Poseen pelos muy sensoriales alrededor de sus ojos, de su mejilla, sus labios y bajo la mandíbula. Son los vibrissae (bigotes), y los utiliza como una especie de rádar para identificar distintos objetos que encuentra a su paso u orientarse en la oscuridad. Algunas razas sólo tienen presente estos radares en labios y ojos. El resto de su cuerpo está cubierto por nervios muy sensibles, siendo los más acentuados los que recorrer su columna vertebral hasta su cola. Muchas veces habremos visto a nuestro perro revolcándose y rodando por el césped boca arriba. La presencia de estos nervios descritos anteriormente es el motivo.

No es, ni mucho menos, uno de los sentidos más desarrollados del perro. Hay razas más sensibles que otros a este sentido dependiendo de su pelaje, largo o corto. Este sentido queda limitado a la sensibilidad de sus células cutáneas, que no son muy desarrolladas, y de su pelo. Las raíces y las cavidades de su pelo están conectadas a sus extensiones nerviosas.

Las partes de su cuerpo más delicadas son los labios y la lengua. Eso justifica a por qué usan su boca para reconocer y recopilar información de cada objeto que encuentran.

Hemos dicho que no es uno de sus sentidos más desarrollados pero, sin embargo, es muy importante para ellos y su sociabilización con el entorno.

A través de su piel percibirá sensaciones como el dolor, el calor y el frío, que en forma de señales viajarán por su sistema nervioso hasta el cerebro. De forma individual, independientemente de la raza, un perro podrá percibir una sensación como agradable o no. Hay perros que son casi insensibles y otros que son extremadamente sensibles y reactivos a cualquier estímulo.

Por regla general serán más sensibles a las altas temperaturas que a las bajas, ya que no pueden transpirar. Carecen de glándulas sudoríparas, por lo que no pueden utilizar el sudor para eliminar el calor.


martes, 22 de julio de 2014

El gusto de los perros

Esto me gusta, y esto… también

Siguiendo la tendencia de nuestras últimas semanas, donde se han dedicado los últimos artículos de nuestro blog a los sentidos de los perros, hoy reservamos estas líneas para hablar de uno de los menos comentados (es el menos desarrollado de todos) pero que, como el resto, es importante conocer para tener un mayor juicio de nuestros compañeros. Aplicar todos esos conocimientos a favor de nuestra convivencia es una opción muy recomendable.

El perro, en este caso sí, tiene un sentido del gusto mucho menos desarrollado que el humano. La cantidad y la tipología de las papilas gustativas del perro, presentes en la lengua, son muy inferiores a las del humano. 9.000 papilas, de forma aproximada, existen en nuestra lengua, frente a las casi 2.000 que tienen los perros. Esto hace que tengan menos capacidad para diferenciar sabores en las comidas, pero por supuesto que sí lo hacen (otro de los falsos mitos extendidos en el mundo canino). Observando la lengua de un perro, junto a la de una persona, se puede apreciar claramente la ausencia de las típicos relieves que caracterizan nuestras lenguas. Su lengua es más lisa, estrecha y plana que la nuestra.

Como hemos dicho anteriormente, los perros sí que pueden detectar diferentes sabores. Aunque existan distintas opiniones al respecto, todas coinciden en que el dulce, el amargo, y el ácido pueden distinguirlo claramente, aunque con menos matices a como lo pueden hacer las personas.

Sí existe controversia respecto al sabor salado. Hay quienes defienden que el perro puede distinguirlo, frente a otras versiones que indican lo contrario y debido a ello, un perro puede beber agua del mar cuando tiene sed.

Teniendo un sentido del gusto tan limitado en comparación con nosotros y con otros sentidos ya comentados aquí, ¿qué es lo que hace que el perro disfrute y ansíe tanto el instante de la comida?. Es precisamente su olfato el que consigue ese placer por la comida en los perros. Debido a ese conocimiento, las múltiples compañías fabricantes de alimentación canina están poniendo mayor énfasis en los olores fuertes para la elaboración de sus productos.



lunes, 14 de julio de 2014

La vista de los perros

Lo que el ojo humano no ve


Tras hablarles anteriores semanas del sentido del olfato y del oído de los perros, hoy queremos hacerlo del más desconocido y uno de los que más tópicos tiene, la vista. Seguro que todo/as hemos oído alguna vez que los perros ven en blanco y negro (visión no fotópica), o que su gama cromática se reduce a las distintas tonalidades del gris (visión escotópica). Simplemente son tópicos y además incorrectos. Aunque no se trate de uno de los sentidos más importantes para el perro sí que se adapta perfectamente a sus necesidades.
Al igual que los dos sentidos de los que hablamos en anteriores posts, también existen grandes diferencias entre la visión de un perro y de un humano.
La perspectiva visual del perro es muy distinta a la del humano. Dependiendo de la altura de un perro, su perspectiva variará desde los pocos centímetros al metro como máximo en las razas gigantes.
La percepción visual de las formas es inferior en los perros que en los humanos.  Muchos perros reaccionan con inseguridad cuando encuentran un objeto totalmente desconocido para ellos. En su percepción visual está el motivo.
Desde el punto de vista orgánico, en la retina de muchos mamíferos hay dos tipos de fotoreceptores, los bastones y los conos. Los bastones se utilizan para la visión con muy poca luz y producen visión escotópica. Los conos perciben mayor cantidad de señales que los primeros cuando existe mayor cantidad de luz, y producen visión fotópica.  La existencia de bastones, en la especie canina, es muy superior proporcionalmente a la de conos. No podrán, por tanto, diferenciar los colores tal y como lo hace el humano, pero sí que pueden distinguir algunas escalas cromáticas. Por el contrario, su capacidad discriminativa de la iluminación es muy superior a la nuestra. El motivo de esta diferencia está muy influenciado a la adaptación necesaria al proceso evolutivo de ambas especies y los momentos del día de mayor actividad, históricamente.
En la retina del perro tenemos una capa de células reflectantes, la tapetum lucidum, que permite que la visión nocturna del perro sea mucho más desarrollada. Esta capa no existe en la especie humana. Es por ello que los ojos de algunos animales brillan cuando se iluminan en la oscuridad.
Además, el perro posee una capacidad de percibir movimientos leves en los objetos, muy superior a la nuestra.  También esta diferencia tiene su origen evolutivo, ya que es una capacidad muy valorada para el lobo en sus instantes de caza, ante el más leve movimiento de su presa.
Respecto a la memoria visual, esta es mucho mayor en la especie humana. El ser humano puede reconocer perfectamente usando únicamente su vista. El perro necesitaría además apoyarse en el olfato y el oído para llegar a recordar. En otros posts hemos hablado de la importancia de potenciar el uso del olfato en el perro, así como de las grandes posibilidades de tener un perro reactivo si sólo trata de reconocer su entorno mediante la vista.
Si hablásemos de los ángulos visuales, son superiores en el perro respecto al humano, sobre todo el horizontal. Este es de unos 140º en el ser humano y del 250º en el perro. El ángulo vertical, aun siendo superior en el perro, no difiere tanto como el horizontal respecto al humano. Por ello puede reconocer mucho más que el humano con un solo vistazo.
En cuanto al alcance en el campo de visión, es distinta a la del humano. Los objetos que están a 30 centímetros, o menos, los verá de forma borrosa, por eso tenderá a oler cualquier cosa que le acerquemos a menos de esa distancia para reconocerla. Por el contrario, hay investigaciones que demuestran que pueden detectar un objeto o un animal en movimiento a 800 metros de distancia.
El perro mira fijamente con menos frecuencia y durante menos tiempo que el humano, que necesita hacerlo para alcanzar mayor nitidez de enfoque en su visión. El perro, por su parte, usa mucho más la percepción periférica, y limita su visión fija, a través del centro de la retina, para momentos de tensión. Por ello los perros, como otros mamíferos, consideran la mirada fija como un desafío o amenaza.
El desarrollo de su capacidad de visión, en las distintas etapas de la vida del perro, también tiene diferencias respecto al del humano. Al nacer el perro es ciego y sordo, y sólo comenzarán a desarrollar ambos sentidos cuando llegan a las dos semanas, aproximadamente, de vida. A las seis semanas ya comienzan a desarrollar, de forma secuencial, su percepción visual hasta los tres meses. Es en ese momento cuando logra su capacidad visual definitiva y máxima.
Pueden padecer enfermedades visuales (ceguera, miopía, hipermetropía, etc.) al igual que el humano. Sin embargo para ellos es un problema menor que para nosotros, porque su olfato y su oído le permitirán siempre una mejor adaptación al medio que a nosotros.
¿Superior o inferior la visión canina respecto a la humana?. Simplemente distinta y, desde luego, perfectamente adaptada a sus necesidades particulares. Creemos que conocer un poco más sobre ella sí que puede sernos de mucha utilidad para comprender mejor determinadas reacciones de nuestros perros.

lunes, 7 de julio de 2014

El oído de los perros

No les chilles, te oyen perfectamente.


Si en el último post estuvimos hablando del olfato de los perros/as, hoy vamos a hacerlo de otras de sus grandes “herramientas”, su oído.

A menudo se puede apreciar a guías que cuando se comunican verbalmente con sus perros/as, en adiestramiento o educación, lo hacen con un volumen muy elevado, mucho más de lo que harían si estuviesen comunicándose con otra persona. Cuando termines de leer este artículo sabrás que eso no es necesario, y que podemos (y debemos) comunicarnos verbalmente con ellos/as a través de una voz tenue y con un volumen mucho más adecuado.
Seguro que también conocemos, directa o indirectamente, casos de perros/as que  detectan la llegada de algún miembro a casa mucho antes de que se produzca. Comienzan a dar muestras de alegría o júbilo bastante tiempo antes de que esa persona entre en casa. Todo ello es debido a su oído, el cual le permite diferenciar (y memorizar) el sonido de los pasos de las personas, de su tipo de calzado, el ruido del motor de su coche u otro vehículo (comprobado en primera persona que también entre coches exactos, del mismo motor, cilindrada, y con sólo unos días de diferencia en su fecha de matriculación). Además esa percepción la realizan a mucha distancia de él.
También su agudeza auditiva explica que a veces un perro/a ladre o se muestre nervioso sin razón aparente para ello. Nosotros no habremos oído el ruido que ellos sí.
Su capacidad auditiva es altísima incluso cuando duermen. En muchas ocasiones, aunque esté completamente dormido/a a nuestro lado, un mínimo movimiento nuestro hará que despierte de inmediato
Los sonidos son muy importantes para la comunicación del perro. Ellos mismos emiten diferentes tipos de sonidos para comunicarse con su entorno, animal y humano. Entre estos se pueden destacar los ladridos, los gruñidos, los aullidos y los gemidos.
El funcionamiento del oído del perro es idéntico en todas las razas de perros/as, aunque existan muchos, y muy diferentes, tipos de orejas.

La cría selectiva para la creación de tantas y tantas razas caninas siempre llevó consigo determinados rasgos físicos diferenciales entre todas ellas. Las orejas han sido la parte del cuerpo que más modificaciones han sufrido. Así, aunque la forma de la oreja debería de ser casi idéntica a la del lobo (su antepasado directo), hoy en día hay casi tantos tipos de orejas como razas caninas.

Este tipo de cría ocasionó que, posiblemente,  la capacidad auditiva varíe de una raza a otra. Las razas que tengan grandes y pesadas orejas (Basset Hound, Bloodhound, etc.) difícilmente tendrán la agudeza en su oído que tienen otras razas con orejas más pequeñas y erectas (Pastor Alemán, Husky Siberiano, etc.).

Aparte, y una vez más, también causó problemas de salud que no deberían existir en los perros/as. Por regla general, en el conducto auditivo externo de un perro no debe crecer pelo. Sin embargo, debido a las alteraciones genéticas realizadas en las orejas han provocado que algunas razas críen pelo en el interior de dicho conducto, siendo necesario eliminarlo mediante depilación para evitar otro tipo de problemas físicos.
El sentido del oído en el perro, al igual que el del olfato, está mucho más desarrollado que el del humano. Los sonidos se transmiten mediante ondas, y la frecuencia de vibración de estas se miden mediante los hercios (Hz). El humano cuenta con un espectro auditivo, aproximado, de 20-20.000 Hz. Los perros, sin embargo, cuentan con un espectro auditivo de 20-65.000 Hz, aproximadamente.  Dentro de este espectro, los perros tienen mayor sensibilidad a la variedad de 500-16.000 Hz. Este último dato explica el motivo por el que los perros no son muy “amigos” de sonidos como el de un cortacésped por ejemplo. Este tipo de aparatos emiten un desagradable sonido de alta frecuencia inapreciable para el oído humano, pero no para el del perro. Para finalizar, el humano tiene 9 músculos para mover sus orejas, aunque la mayoría sólo utilicemos 1 o 2 de estos; el perro, por su parte, tiene 17 músculos.
Queda demostrado, pues, que el oído del perro es superior al del humano. Pueden percibir sonidos en seis centésimas de segundo, detectarlos cuatro veces más alejados que nosotros/as y el doble de agudos de los que el humano puede (por eso no podemos oír los silbatos para perros).
Son muy sensibles a los distintos tonos de voz, respondiendo de un modo muy positivo ante tonos tranquilos, suaves y relajados. Es por ello por lo que siempre se aconseja usar ese tono amable, con voz suave y calmada para premiarles y un tono fuerte y seco para corregirles.

lunes, 30 de junio de 2014

El olfato de los perros

Preséntame al mundo para que yo lo huela


Son muchos los posts donde hemos hablado de la importancia de estimular el olfato en los perros. No para conseguir más capacidad, que esa está ligada a su existencia, pero sí para conseguir mayor predisposición a usarlo. Cada vez se ven más perros que se valen más de la vista para reconocer el entorno que del olfato. Esos perros tendrán muchas más posibilidades de ser inseguros y reactivos que aquellos que saben emplear bien ese sentido.

Por ello, el post de hoy queremos dedicarlo al olfato del perro, para que todo el mundo sepa la capacidad que esconden en él.

Sobra decir que, de todos los sentidos, el olfato es el que tienen más desarrollado. Su capacidad les posibilita desde descubrir a supervivientes en una catástrofe a detectar enfermedades como el cáncer o la diabetes. Sin su olfato, los perros estarían perdidos, y muchas personas dependientes de ellos también.

Se calcula que el perro tiene entre 200 y 300 millones de receptores olfativos, frente a los 5 millones que tiene el ser humano. La especial morfología de su hocico le permite tener este sentido tan desarrollado. El hueso etmoidal forma, en las fosas nasales, unas espirales y la mucosa que lo recubre tiene muchos pliegues, lo que le proporciona una superficie de hasta 200 cm2, frente a los 3 cms2 que tiene el ser humano. Se estima que una persona sin entrenamiento puede distinguir decenas de olores, algunas personas unos pocos centenares. Y algunos especialistas como un perfumista con amplia experiencia, puede distinguir unos 30.000 matices aromáticos. Pero, cualquier perro puede distinguir entre un millón de aromas diferentes.

Sólo con esos datos, y conociendo la capacidad olfativa del humano podemos hacernos una idea de la dimensión de su olfato.

El perro llega a reconocer personas y cosas a través de su olfato. Por esta razón si les tiramos un palo o una pelota a una zona llena de objetos iguales, ellos sabrán reconocer el objeto que le hemos lanzado sin ningún problema, al guiarse por nuestro sudor, que quedó adherido cuando lo cogimos.

Una de las pruebas más curiosas y que demuestran la capacidad olfativa de nuestros amigos es el llamado test del portaobjeto.  En este test, un portaobjeto de vidrio, entre varios, es tocado por una persona. Después se guardan los portaobjetos durante 6 semanas.  Tiempo tras el cual son sacados, permitiendo al perro que los olfatee.  Se ha comprobado que el perro no sólo es capaz de identificar el portaobjeto que ha sido tocado sino también a la persona que lo hizo.

El olfato en los perros, es 10.000 veces más sensible que su gusto.

El olfato del perro es capaz de localizar olores que están hasta a doce metros de profundidad bajo tierra, incluso en circunstancias de entorno adversas. Esta capacidad ha sido utilizada desde hace mucho tiempo por el humano en beneficio de la sociedad.

Cada vez son más numerosas las unidades caninas en los cuerpos de la policía y en otros como bomberos, unidades de salvamento, etc. Explosivos, armas, drogas, personas, etc. son su objetivo a encontrar. Desde la antigua imagen del San Bernardo con su barrilito al cuello buscando a personas sepultadas en la nieve, los perros se han convertido en una ayuda imprescindible para determinados colectivos profesionales. En las zonas aduaneras están siempre presentes así como en escenarios donde ha ocurrido alguna catástrofe, como inundaciones o terremotos. Su olfato es la mejor ayuda para localizar supervivientes bajo escombros o lodo. También pueden seguir pistas de personas por lo que, cuando se comete un delito o alguien se pierde, pueden encontrar su rastro desde el escenario donde se le vio por última vez, incluso aunque haya sido invadido por policías y otros operativos. Incluso en situaciones menos conocidas pero más cotidianas como escapes de gas, averías eléctricas, etc., el perro ayuda a encontrar el origen de ellas.

Pueden detectar el cáncer y otras enfermedades. Según estudios publicados por la revista DVM News Magazine un grupo de investigadores ha podido demostrar que, a través del olfato, unos perros adiestrados consiguieron reconocer el cáncer de próstata en la orina humana. En caso de pacientes con diabetes también se han hecho estudios y se ha visto que son de gran ayuda porque pueden saber cuándo un paciente está a punto de tener un ataque hipoglucémico (bajada de azúcar en la sangre), incluso antes que él mismo.

Su propia continuidad de la especie canina se activa también a través del olfato. Cuando las hembras están en celo emiten las feromonas sexuales, unas señales olfativas que indican al macho la predisposición de ellas a la monta.

Ahora que ya conoces un poco más el poder de su olfato, ¿no piensas que realmente merece la pena que tu perro sepa y quiera emplearlo?