jueves, 27 de noviembre de 2014

La absurda ley PPP en España

¿Hasta cuándo este despropósito?


Hoy queremos usar un espacio de nuestro blog para dar nuestro punto de vista sobre la ley que más controversias y debates ha creado en España, dentro del mundo canino. La ley española de PPP.

[...El Real Decreto 287/2002 de 22 de marzo desarrolla la Ley 50/1999 de 23 de diciembre en la que se regula la tenencia de animales potencialmente peligrosos en el ámbito de todo el Estado español. En ella se establecen las condiciones que han de cumplir los perros para que les sea aplicable esta ley, las obligaciones administrativas, medidas de seguridad y sanciones...]

El primer motivo que deja muy claro que estamos ante un sinsentido de ley es que en distintas comunidades autónomas ofrecen variantes de la esta ley estatal, no sustituyéndola pero sí complementándola. Eso quiere decir que cualquier propietario tiene la obligación de cumplir con la normativa vigente de su comunidad y con la estatal, aunque estas se contradigan en casos concretos

¿Tienen más conocimientos los "expertos" que han desarrollado una ley respecto a los que desarrollaron otras?. Estoy seguro que no, que poseen los mismos, en este caso NINGUNO.

Por ejemplo, el Dobermán en Andalucía está catalogado como una raza potencialmente peligrosa, y su tenencia se regula por el BOJA núm. 47 del 07/03/2008. Por lo tanto, el andaluz que quiera tener un Dobermán debe cumplir con ambas leyes.

Pero es que aún podemos dar una vuelta de tuerca más en esta reflexión sobre lo absurdo de la/s ley/es en cuestión. En la comunidad de Madrid el Dobermán, al igual que en la ley estatal, está fuera de cualquier regulación sobre raza potencialmente peligrosa. El madrileño, por lo tanto, puede tener su Dobermán sin ningún tipo de regulación especial. Pero ¿qué ocurre cuando ese madrileño quiere visitar, en vacaciones, a un hermano suyo que vive en Sevilla?.

Vivimos además en un país donde el sensacionalismo y el morbo crean un desmesurado interés en la sociedad. Parte de ese interés es saciado por medios de comunicación que buscan audiencia, importando muy poco que esa búsqueda arrase con los derechos y la justicia que merecen todas las razas caninas. De no ser así, ¿por qué en todas los titulares de noticias sobre ataques de perros nombran a una raza PPP?. Luego, en muchos casos, ves la noticia y si esta continene alguna imagen del perro protagonista del suceso, observas que se parece a la raza del titular como "un huevo a una castaña".

Una de las consecuencias de estas leyes y del juego que dan los medios de comunicación es que la sociedad ya es, de forma generalizada, xenófoba con estas razas. Aunque un perro PPP cumpla con toda la normativa que le exige la ley (atado, bozal, etc.), es muy común ver quien cambia la dirección de sus pasos o se aparta cuando divisa frente a él a un propietario que camina junto a su perro, así como quien saca a su perro de un parque canino cuando observa que un PPP va a entrar en las instalaciones. ¿Es eso ayudar a la sociabilización de un perro?.

Tras estas reflexiones, en voz alta, vamos a centrarnos ahora en los motivos científicos que demuestran la injusticia de este tipo de leyes. 

Una raza sigue cánones fenotípicos (estructura y morfología), por lo que podremos hablar de razas fuertes, poderosas, pero NUNCA agresivas.

El carácter y el temperamento dependen del genotipo de CADA perro, y no vienen determinados por una u otra raza concreta.

Los criadores que sólo se preocupen en la selección fenotípica de sus reproductores, centrando el interés comercial de sus camadas en el impacto visual, hace un flaco favor a la raza, sea la que sea.

La crianza responsable resulta básica para ayudar a descartar genotipos desaconsejados, ya sean estos por exceso o defecto de cualquier característica necesaria para el equilibrio emocional del perro.

Encontrar a un "terrible" pitbull que sea un auténtico peluche con su entorno es tan posible como encontrar a un "indefenso" yorkshire que sea un demonio camuflado con quien ose acercarse a él. Y, a modo de comentario, en mi experiencia como educador canino me he encontrado muchas más veces con demonios de tamaño pequeño que con los que se regulan en las distintas leyes de PPP.

Además del razonamiento biológico expuesto, la sociabilización, la educación y las experiencias que demos a nuestros perros, determinará que este siga un camino u otro.

Tenencia responsable SÍ, siempre. Pero cualquier regulación, en caso de establecerse, ha de ser la misma para cualquier raza o mestizaje.

Debemos poner fin a un ley absurda y xenófoba, que lo único que consiguen es estigmatizar a razas caninas que en ningún caso lo merecen.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Mi perro se esconde

Cuidado, ese escondite no es un juego

Son ya muchos los casos tratados con perros que, en determinados momentos, se refugian en un lugar concreto de la casa cuando se siente inseguros.


Ese lugar (un rincón, bajo una mesa, bajo una cama, etc.) se ha convertido en su último recurso cuando una situación concreta desborda su estabilidad emocional y acude a él para protegerse. La repetición de la conducta ha llegado a perpetuar el mismo modus operandi en cada situación de estrés no controlado.


El perro que se siente inseguro ante la exposición a ruídos (pirotecnia, tormentas, etc.) usa de forma muy frecuente este patrón de comportamiento. Uno de nuestros próximos posts lo dedicaremos al miedo del perro ante la exposición a determinados ruídos y trataremos de ayudar al binomio perro/guía en ese problema concreto.

El post de hoy, sin embargo, queremos dedicarlo a otro caso muy extendido en el mundo canino que tiene el mismo patrón en su conducta. Esconderse en un sitio concreto pudiendo, además, mostrar una conducta agresiva cuando nos acercamos a él.

Vamos a exponer, como ejemplo, una situación concreta que describa ese comportamiento.

Un perro que coje algún objeto y se esconde en un lugar determinado, donde proyecta claramente una actitud posesiva con el mismo, e incluso agresiva, cuando tratamos de acercarnos y/o sacarlos de dicho espacio.

Lo primero que deberíamos analizar es qué conduce al perro a coger objetos no permitidos. Necesidad de morder (necesidad real que aparece normalmente en edad de cachorro y que puede perpetuarse), ansiedad (busca algo donde proyectar la misma), aburrimiento (toma algo para entrentenerse), etc. Sea cual sea el motivo, debe tratarse de forma específica para prevenir el estado que provoca ese comportamiento.

Lo que hoy queremos hacer, mediante este post, es hablar sobre la terapia complementaria que debemos hacer junto a la recomendada para combatir los estados emocionales del perro descritos anteriormente. Esta terapia complementaria es para desensibilizar al perro en ese lugar concreto donde se esconde y no permite que nadie se acerque.

NUNCA debemos acercarnos al perro de frente y desafiándole a salir de allí. No podemos ayudarle presentándonos con una actitud amenazante, y ese actitud lo es con un perro reactivo.

Aunque exista el convencimiento, generalizado y erróneo, sobre el perro que gruñe, enseña dientes e incluso muerde, diagnosticando a ese perro una actitud dominante; nadie (persona o animal) que se siente dominante ante otros tiene como último recurso esconderse en un lugar concreto. Así que, para empezar, vamos a dejar de colocar el cartel de dominante a cualquier actitud que demuestra agresividad en un perro, y a tratar de dejarnos influenciar menos por los programas televisivos caninos.

El perro que se esconde es porque se siente inseguro en ese instante, y lo que tenemos que hacer es que ese estado de inseguridad vaya desapareciendo poco a poco. Si has gritado, amenazado... o algo más, cuando el perro cogía algo no permitido debes terminar desde YA con esa conducta tuya, porque es la que ha creado la inseguridad del perro contigo.

Pero, como decimos, tenemos también que desensibilizar al perro de ese lugar concreto. Para ello, podrán ayudarnos distintas técnicas como las que a continuación detallaremos.

Si que es importante que estos entrenamientos se hagan en los momentos en los que el perro no está usando ese sitio concreto como recurso a su estado emocional.

1.- Sientate con él y busca la relajación del perro allí y contigo.
Premia con comidas o caricias (el juguete suele excitar al perro más) cada muestra de relajación o confianza que el perro te demuestre. Es importante que él deje de verte en ese lugar concreto como una amenaza a su integridad.

2.- Enseña a tu perro a traerte cosas desde ese lugar concreto.
Cuando el perro tenga apetito muéstrale que tienes la comida que él quiere, ofrecele algún objeto para que lo coja en su boca y automáticamente le muestras la mano con comida diciéndole una instrucción para que suelte lo que tiene. Repite tantas veces como sea necesario hasta que el perro sepa que tras el comando verbal elegido, y suelte lo que tiene en la boca, tendrá una rica y sabrosa recompensa. Una vez que sabe hacerlo perfectamente, tira el objeto a ese lugar donde él se esconde, e invítale (comando verbal) a salir recompensandole del mismo modo cuando te entregue el objeto. En la cabeza del perro comenzará a crearse una comportamiento contrario al que siempre había hecho. [... No entro aquí para llevar algún objeto que he cogido, porque incluso si me tiran ese objeto voy para sacarlo y entregarlo a mi guía].

Tratar problemas de inseguridad con un perro puede resultar un proceso largo, pero debe tratarse cuanto antes. No hacerlo puede desencandenar accidentes más graves. Paciencia, constancia y valorar cualquier avance, por pequeño que sea, tienen que acompañarte durante todo el proceso.