Tu perro aprende, ¿y tú?
El proceso de educación de un perro, en muchas
ocasiones, es más sencillo de lo que se puede pensar a priori. Conocer
cómo funciona la cabeza del perro (esquema de aprendizaje) y aplicar a ello el
sentido común llevará el proceso educativo del perro al éxito.
No
obstante es también fundamental que el propietario/guía del perro adquiera los
conocimientos necesarios para facilitar esta etapa formativa de su perro, y mantener
la conducta deseada durante toda la vida de este.
En
Urancán creemos, defendemos y recomendamos que todo trabajo (educación,
modificación de conductas, terapias específicas, sociabilización, etc.) que nos
sea delegado para un perro se haga siempre en presencia de su propietario y en
su entorno. Con ello pretendemos que todo el periodo formativo sea para ambos.
En
multitud de ocasiones un perro llega a un nuevo hogar sin que el propietario se
haya formado previamente en distintos aspectos, básicos, que eviten futuros problemas en la convivencia de ambos.
Nos
encontramos en una sociedad muy inducida por el término moda. Las tendencias de esta nos conducen a significativos cambios
en nuestro estilo de vida y aspecto. Por desgracia el mundo canino, en lo
concerniente al perro y sus razas, también está muy mediatizado por este
fenómeno social y sus corrientes.
Debemos
eliminar cualquier tendencia social sobre razas concretas cuando estemos
decidiendo la adquisición de nuestro perro. No estamos ante una prenda de
vestir que se pueda olvidar al fondo de
nuestro armario cuando la moda el
próximo año sea otra. Y por supuesto, cada raza tiene sus características y sus
necesidades. Debemos analizar concienzudamente si sus particularidades son
acordes a nosotros, a nuestro estilo de vida. Y también si podremos satisfacer
sus demandas.
Aspectos
a considerar sobre la raza (o cruce de estas) son el tamaño que alcanzará en
edad adulta, su carácter genérico, su tolerancia con niños, sus cuidados
específicos, su adaptación a distintas zonas climáticas, su grado de actividad,
su aclimatación a vivir dentro o fuera de la vivienda, etc.
Conocer estas
particularidades respecto a la raza que estés pensando adquirir evitará muchos
problemas en un futuro. Por ejemplo, si tu estilo de vida es tranquilo y
sedentario, nunca deberías elegir un perro que demande mucha actividad, mucho
gasto energético. Estarás eligiendo a un perro que, potencialmente, puede
sufrir mucha ansiedad el día de mañana. La ansiedad en un perro es sinónimo de malos
comportamientos, ladridos excesivos, deterioros en el hogar, agresividad, etc.
Al igual
que debemos conocer las características de la raza que estemos valorando
adquirir, es sumamente importante obtener conocimientos sobre psicología
canina. Un error muy común y que desemboca en multitud de problemas en el
futuro es por nuestra innata predisposición a humanizar nuestro perro, aplicando para ello una psicología humana.
Que ellos sepan interpretar la psicología humana es imposible, pero no que
nosotros podemos hacer lo propio con la canina. Entender su lenguaje corporal,
cómo es su esquema de aprendizaje, cómo se relacionan, cómo construir un
vínculo firme perro/guía, cómo corregir y confirmar conductas, etc., hará
posible que la convivencia del perro con nosotros, y con su entorno, sea excelente.
Tal y
como dijimos antes, recomendamos que todo servicio de adiestramiento y/o
educación canina se realice en el domicilio y entorno del perro, e
interactuando a la vez de forma continua con su propietario/guía.
Analizar la conducta de cada perro, su estado
emocional, tener una visión completa de su comportamiento, es más aconsejable
hacerlo en su medio, donde concurren todas las circunstancias entre las que
acontece su día a día.
De ese
modo será más fácil observar el comportamiento del perro donde habitualmente se
produce, y será en ese mismo habitat donde se construya y/o corrija el mismo.
Además permitirá analizar si existe algún factor en el entorno del perro que
afecte a su conducta.
También evitamos
traslados en coches, a los que hay perros que no están habituados, así como el
estrés que ocasiona en el perro estar en un sitio desconocido, con otros
perros, y apartado de su propietario/guía.
Por otra
parte, el perro asimilará la conducta que deseamos en el entorno donde luego
tendrá que llevarla a cabo, y expuesto a los mismos estímulos externos que
luego tendrá en su vida cotidiana.
Además, el
propietario estará presente, de forma activa (participando en las sesiones), en
todo el proceso educativo de su perro. Asimilando y adquiriendo los
conocimientos necesarios para saber Cómo,
Cuándo y Por Qué debemos corregir o
premiar determinadas conductas. De ese modo, podrá conocer la evolución del
perro de forma diaria, y de primera mano.
Igualmente
el adiestrador/educador canino estará de forma exclusiva para nosotros durante ese tiempo, y no compartiendo el
mismo con otros perros y propietarios. Realizará de forma personalizada a
vuestro binomio cada jornada educativa.
Que sus
conocimientos en psicología y educación canina crezcan sólo podrá aportar ventajas
en el programa formativo del perro. Los servicios del adiestrador/educador
canino, por regla general, suelen ser de 1 hora cada día. Luego es el
propietario del perro el que está con este las 23 horas restantes, en las que
determinadas acciones que se estén llevando a cabo deben tener una continuidad.
Ahora
está en tus manos decidir de qué forma quiere educar a su perro y si quieres educarte con él.
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