martes, 22 de julio de 2014

El gusto de los perros

Esto me gusta, y esto… también

Siguiendo la tendencia de nuestras últimas semanas, donde se han dedicado los últimos artículos de nuestro blog a los sentidos de los perros, hoy reservamos estas líneas para hablar de uno de los menos comentados (es el menos desarrollado de todos) pero que, como el resto, es importante conocer para tener un mayor juicio de nuestros compañeros. Aplicar todos esos conocimientos a favor de nuestra convivencia es una opción muy recomendable.

El perro, en este caso sí, tiene un sentido del gusto mucho menos desarrollado que el humano. La cantidad y la tipología de las papilas gustativas del perro, presentes en la lengua, son muy inferiores a las del humano. 9.000 papilas, de forma aproximada, existen en nuestra lengua, frente a las casi 2.000 que tienen los perros. Esto hace que tengan menos capacidad para diferenciar sabores en las comidas, pero por supuesto que sí lo hacen (otro de los falsos mitos extendidos en el mundo canino). Observando la lengua de un perro, junto a la de una persona, se puede apreciar claramente la ausencia de las típicos relieves que caracterizan nuestras lenguas. Su lengua es más lisa, estrecha y plana que la nuestra.

Como hemos dicho anteriormente, los perros sí que pueden detectar diferentes sabores. Aunque existan distintas opiniones al respecto, todas coinciden en que el dulce, el amargo, y el ácido pueden distinguirlo claramente, aunque con menos matices a como lo pueden hacer las personas.

Sí existe controversia respecto al sabor salado. Hay quienes defienden que el perro puede distinguirlo, frente a otras versiones que indican lo contrario y debido a ello, un perro puede beber agua del mar cuando tiene sed.

Teniendo un sentido del gusto tan limitado en comparación con nosotros y con otros sentidos ya comentados aquí, ¿qué es lo que hace que el perro disfrute y ansíe tanto el instante de la comida?. Es precisamente su olfato el que consigue ese placer por la comida en los perros. Debido a ese conocimiento, las múltiples compañías fabricantes de alimentación canina están poniendo mayor énfasis en los olores fuertes para la elaboración de sus productos.



lunes, 14 de julio de 2014

La vista de los perros

Lo que el ojo humano no ve


Tras hablarles anteriores semanas del sentido del olfato y del oído de los perros, hoy queremos hacerlo del más desconocido y uno de los que más tópicos tiene, la vista. Seguro que todo/as hemos oído alguna vez que los perros ven en blanco y negro (visión no fotópica), o que su gama cromática se reduce a las distintas tonalidades del gris (visión escotópica). Simplemente son tópicos y además incorrectos. Aunque no se trate de uno de los sentidos más importantes para el perro sí que se adapta perfectamente a sus necesidades.
Al igual que los dos sentidos de los que hablamos en anteriores posts, también existen grandes diferencias entre la visión de un perro y de un humano.
La perspectiva visual del perro es muy distinta a la del humano. Dependiendo de la altura de un perro, su perspectiva variará desde los pocos centímetros al metro como máximo en las razas gigantes.
La percepción visual de las formas es inferior en los perros que en los humanos.  Muchos perros reaccionan con inseguridad cuando encuentran un objeto totalmente desconocido para ellos. En su percepción visual está el motivo.
Desde el punto de vista orgánico, en la retina de muchos mamíferos hay dos tipos de fotoreceptores, los bastones y los conos. Los bastones se utilizan para la visión con muy poca luz y producen visión escotópica. Los conos perciben mayor cantidad de señales que los primeros cuando existe mayor cantidad de luz, y producen visión fotópica.  La existencia de bastones, en la especie canina, es muy superior proporcionalmente a la de conos. No podrán, por tanto, diferenciar los colores tal y como lo hace el humano, pero sí que pueden distinguir algunas escalas cromáticas. Por el contrario, su capacidad discriminativa de la iluminación es muy superior a la nuestra. El motivo de esta diferencia está muy influenciado a la adaptación necesaria al proceso evolutivo de ambas especies y los momentos del día de mayor actividad, históricamente.
En la retina del perro tenemos una capa de células reflectantes, la tapetum lucidum, que permite que la visión nocturna del perro sea mucho más desarrollada. Esta capa no existe en la especie humana. Es por ello que los ojos de algunos animales brillan cuando se iluminan en la oscuridad.
Además, el perro posee una capacidad de percibir movimientos leves en los objetos, muy superior a la nuestra.  También esta diferencia tiene su origen evolutivo, ya que es una capacidad muy valorada para el lobo en sus instantes de caza, ante el más leve movimiento de su presa.
Respecto a la memoria visual, esta es mucho mayor en la especie humana. El ser humano puede reconocer perfectamente usando únicamente su vista. El perro necesitaría además apoyarse en el olfato y el oído para llegar a recordar. En otros posts hemos hablado de la importancia de potenciar el uso del olfato en el perro, así como de las grandes posibilidades de tener un perro reactivo si sólo trata de reconocer su entorno mediante la vista.
Si hablásemos de los ángulos visuales, son superiores en el perro respecto al humano, sobre todo el horizontal. Este es de unos 140º en el ser humano y del 250º en el perro. El ángulo vertical, aun siendo superior en el perro, no difiere tanto como el horizontal respecto al humano. Por ello puede reconocer mucho más que el humano con un solo vistazo.
En cuanto al alcance en el campo de visión, es distinta a la del humano. Los objetos que están a 30 centímetros, o menos, los verá de forma borrosa, por eso tenderá a oler cualquier cosa que le acerquemos a menos de esa distancia para reconocerla. Por el contrario, hay investigaciones que demuestran que pueden detectar un objeto o un animal en movimiento a 800 metros de distancia.
El perro mira fijamente con menos frecuencia y durante menos tiempo que el humano, que necesita hacerlo para alcanzar mayor nitidez de enfoque en su visión. El perro, por su parte, usa mucho más la percepción periférica, y limita su visión fija, a través del centro de la retina, para momentos de tensión. Por ello los perros, como otros mamíferos, consideran la mirada fija como un desafío o amenaza.
El desarrollo de su capacidad de visión, en las distintas etapas de la vida del perro, también tiene diferencias respecto al del humano. Al nacer el perro es ciego y sordo, y sólo comenzarán a desarrollar ambos sentidos cuando llegan a las dos semanas, aproximadamente, de vida. A las seis semanas ya comienzan a desarrollar, de forma secuencial, su percepción visual hasta los tres meses. Es en ese momento cuando logra su capacidad visual definitiva y máxima.
Pueden padecer enfermedades visuales (ceguera, miopía, hipermetropía, etc.) al igual que el humano. Sin embargo para ellos es un problema menor que para nosotros, porque su olfato y su oído le permitirán siempre una mejor adaptación al medio que a nosotros.
¿Superior o inferior la visión canina respecto a la humana?. Simplemente distinta y, desde luego, perfectamente adaptada a sus necesidades particulares. Creemos que conocer un poco más sobre ella sí que puede sernos de mucha utilidad para comprender mejor determinadas reacciones de nuestros perros.

lunes, 7 de julio de 2014

El oído de los perros

No les chilles, te oyen perfectamente.


Si en el último post estuvimos hablando del olfato de los perros/as, hoy vamos a hacerlo de otras de sus grandes “herramientas”, su oído.

A menudo se puede apreciar a guías que cuando se comunican verbalmente con sus perros/as, en adiestramiento o educación, lo hacen con un volumen muy elevado, mucho más de lo que harían si estuviesen comunicándose con otra persona. Cuando termines de leer este artículo sabrás que eso no es necesario, y que podemos (y debemos) comunicarnos verbalmente con ellos/as a través de una voz tenue y con un volumen mucho más adecuado.
Seguro que también conocemos, directa o indirectamente, casos de perros/as que  detectan la llegada de algún miembro a casa mucho antes de que se produzca. Comienzan a dar muestras de alegría o júbilo bastante tiempo antes de que esa persona entre en casa. Todo ello es debido a su oído, el cual le permite diferenciar (y memorizar) el sonido de los pasos de las personas, de su tipo de calzado, el ruido del motor de su coche u otro vehículo (comprobado en primera persona que también entre coches exactos, del mismo motor, cilindrada, y con sólo unos días de diferencia en su fecha de matriculación). Además esa percepción la realizan a mucha distancia de él.
También su agudeza auditiva explica que a veces un perro/a ladre o se muestre nervioso sin razón aparente para ello. Nosotros no habremos oído el ruido que ellos sí.
Su capacidad auditiva es altísima incluso cuando duermen. En muchas ocasiones, aunque esté completamente dormido/a a nuestro lado, un mínimo movimiento nuestro hará que despierte de inmediato
Los sonidos son muy importantes para la comunicación del perro. Ellos mismos emiten diferentes tipos de sonidos para comunicarse con su entorno, animal y humano. Entre estos se pueden destacar los ladridos, los gruñidos, los aullidos y los gemidos.
El funcionamiento del oído del perro es idéntico en todas las razas de perros/as, aunque existan muchos, y muy diferentes, tipos de orejas.

La cría selectiva para la creación de tantas y tantas razas caninas siempre llevó consigo determinados rasgos físicos diferenciales entre todas ellas. Las orejas han sido la parte del cuerpo que más modificaciones han sufrido. Así, aunque la forma de la oreja debería de ser casi idéntica a la del lobo (su antepasado directo), hoy en día hay casi tantos tipos de orejas como razas caninas.

Este tipo de cría ocasionó que, posiblemente,  la capacidad auditiva varíe de una raza a otra. Las razas que tengan grandes y pesadas orejas (Basset Hound, Bloodhound, etc.) difícilmente tendrán la agudeza en su oído que tienen otras razas con orejas más pequeñas y erectas (Pastor Alemán, Husky Siberiano, etc.).

Aparte, y una vez más, también causó problemas de salud que no deberían existir en los perros/as. Por regla general, en el conducto auditivo externo de un perro no debe crecer pelo. Sin embargo, debido a las alteraciones genéticas realizadas en las orejas han provocado que algunas razas críen pelo en el interior de dicho conducto, siendo necesario eliminarlo mediante depilación para evitar otro tipo de problemas físicos.
El sentido del oído en el perro, al igual que el del olfato, está mucho más desarrollado que el del humano. Los sonidos se transmiten mediante ondas, y la frecuencia de vibración de estas se miden mediante los hercios (Hz). El humano cuenta con un espectro auditivo, aproximado, de 20-20.000 Hz. Los perros, sin embargo, cuentan con un espectro auditivo de 20-65.000 Hz, aproximadamente.  Dentro de este espectro, los perros tienen mayor sensibilidad a la variedad de 500-16.000 Hz. Este último dato explica el motivo por el que los perros no son muy “amigos” de sonidos como el de un cortacésped por ejemplo. Este tipo de aparatos emiten un desagradable sonido de alta frecuencia inapreciable para el oído humano, pero no para el del perro. Para finalizar, el humano tiene 9 músculos para mover sus orejas, aunque la mayoría sólo utilicemos 1 o 2 de estos; el perro, por su parte, tiene 17 músculos.
Queda demostrado, pues, que el oído del perro es superior al del humano. Pueden percibir sonidos en seis centésimas de segundo, detectarlos cuatro veces más alejados que nosotros/as y el doble de agudos de los que el humano puede (por eso no podemos oír los silbatos para perros).
Son muy sensibles a los distintos tonos de voz, respondiendo de un modo muy positivo ante tonos tranquilos, suaves y relajados. Es por ello por lo que siempre se aconseja usar ese tono amable, con voz suave y calmada para premiarles y un tono fuerte y seco para corregirles.