No les chilles, te oyen perfectamente.
Si en el último post estuvimos hablando del olfato de los
perros/as, hoy vamos a hacerlo de otras de sus grandes “herramientas”, su oído.

Seguro
que también conocemos, directa o indirectamente, casos de perros/as que detectan la llegada de algún miembro a casa mucho
antes de que se produzca. Comienzan a dar muestras de alegría o júbilo bastante
tiempo antes de que esa persona entre en casa. Todo ello es debido a su oído,
el cual le permite diferenciar (y memorizar) el sonido de los pasos de las
personas, de su tipo de calzado, el ruido del motor de su coche u otro vehículo
(comprobado en primera persona que también entre coches exactos, del mismo
motor, cilindrada, y con sólo unos días de diferencia en su fecha de matriculación).
Además esa percepción la realizan a mucha distancia de él.
También su agudeza auditiva explica que
a veces un perro/a ladre o se muestre nervioso sin razón aparente para ello.
Nosotros no habremos oído el ruido que ellos sí.
Su capacidad auditiva es altísima
incluso cuando duermen. En muchas ocasiones, aunque esté completamente
dormido/a a nuestro lado, un mínimo movimiento nuestro hará que despierte de
inmediato
Los sonidos son muy importantes para
la comunicación del perro. Ellos mismos emiten diferentes tipos de sonidos para
comunicarse con su entorno, animal y humano. Entre estos se pueden destacar los
ladridos, los gruñidos, los aullidos y los gemidos.
El funcionamiento del
oído del perro es idéntico en todas las razas de perros/as, aunque existan
muchos, y muy diferentes, tipos de orejas.
La cría selectiva para
la creación de tantas y tantas razas caninas siempre llevó consigo determinados
rasgos físicos diferenciales entre todas ellas. Las orejas han sido la parte
del cuerpo que más modificaciones han sufrido. Así, aunque la forma de la oreja
debería de ser casi idéntica a la del lobo (su antepasado directo), hoy en día
hay casi tantos tipos de orejas como razas caninas.
Este tipo de cría
ocasionó que, posiblemente, la capacidad
auditiva varíe de una raza a otra. Las razas que tengan grandes y pesadas
orejas (Basset Hound, Bloodhound, etc.) difícilmente tendrán la agudeza en su
oído que tienen otras razas con orejas más pequeñas y erectas (Pastor Alemán,
Husky Siberiano, etc.).
Aparte, y una vez
más, también causó problemas de salud que no deberían existir en los perros/as.
Por regla general, en el conducto auditivo externo de un perro no debe crecer
pelo. Sin embargo, debido a las alteraciones genéticas realizadas en las orejas
han provocado que algunas razas críen pelo en el interior de dicho conducto,
siendo necesario eliminarlo mediante depilación para evitar otro tipo de
problemas físicos.
El sentido del oído en el perro, al
igual que el del olfato, está mucho más desarrollado que el del humano. Los
sonidos se transmiten mediante ondas, y la frecuencia de vibración de estas se
miden mediante los hercios (Hz). El humano cuenta con un espectro auditivo,
aproximado, de 20-20.000 Hz. Los perros, sin embargo, cuentan con un espectro
auditivo de 20-65.000 Hz, aproximadamente.
Dentro de este espectro, los perros tienen mayor sensibilidad a la variedad
de 500-16.000 Hz. Este último dato explica el motivo por el que los perros no
son muy “amigos” de sonidos como el de un cortacésped por ejemplo. Este tipo de
aparatos emiten un desagradable sonido de alta frecuencia inapreciable para el
oído humano, pero no para el del perro. Para finalizar, el humano tiene 9
músculos para mover sus orejas, aunque la mayoría sólo utilicemos 1 o 2 de
estos; el perro, por su parte, tiene 17 músculos.
Queda
demostrado, pues, que el oído del perro es superior al del humano. Pueden
percibir sonidos en seis centésimas de segundo, detectarlos cuatro veces más
alejados que nosotros/as y el doble de agudos de los que el humano puede (por
eso no podemos oír los silbatos para perros).
Son muy sensibles a los distintos
tonos de voz, respondiendo de un modo muy positivo ante tonos tranquilos,
suaves y relajados. Es por ello por lo que siempre se aconseja usar ese tono amable, con voz suave y calmada para
premiarles y un tono fuerte y seco para corregirles.
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