Preséntame al mundo para que yo lo huela
Son muchos los posts donde hemos hablado de la importancia de
estimular el olfato en los perros. No para conseguir más capacidad, que esa
está ligada a su existencia, pero sí para conseguir mayor predisposición a usarlo.
Cada vez se ven más perros que se valen más de la vista para reconocer el
entorno que del olfato. Esos perros tendrán muchas más posibilidades de ser
inseguros y reactivos que aquellos que saben emplear bien ese sentido.
Por ello, el post de hoy queremos dedicarlo al olfato del
perro, para que todo el mundo sepa la capacidad que esconden en él.
Sobra decir que, de todos los sentidos, el olfato es el que tienen más
desarrollado. Su capacidad les posibilita desde descubrir a supervivientes en
una catástrofe a detectar enfermedades como el cáncer o la diabetes. Sin su
olfato, los perros estarían perdidos, y muchas personas dependientes de ellos
también.

Sólo con esos datos, y conociendo la capacidad
olfativa del humano podemos hacernos una idea de la dimensión de su olfato.
El
perro llega a reconocer personas y cosas a través de su olfato. Por esta razón
si les tiramos un palo o una pelota a una zona llena de objetos iguales, ellos
sabrán reconocer el objeto que le hemos lanzado sin ningún problema, al guiarse
por nuestro sudor, que quedó adherido cuando lo cogimos.
Una
de las pruebas más curiosas y que demuestran la capacidad olfativa de nuestros
amigos es el llamado test del portaobjeto.
En este test, un portaobjeto de vidrio, entre varios, es tocado por una
persona. Después se guardan los portaobjetos durante 6 semanas. Tiempo
tras el cual son sacados, permitiendo al perro que los olfatee. Se ha
comprobado que el perro no sólo es capaz de identificar el portaobjeto que ha
sido tocado sino también a la persona que lo hizo.
El
olfato en los perros, es 10.000 veces más sensible que su gusto.
El olfato del perro es capaz
de localizar olores que están hasta a doce metros de profundidad bajo tierra,
incluso en circunstancias de entorno adversas. Esta capacidad ha sido utilizada
desde hace mucho tiempo por el humano en beneficio de la sociedad.
Cada vez son más numerosas
las unidades caninas en los cuerpos de la policía y en otros como bomberos,
unidades de salvamento, etc. Explosivos, armas, drogas, personas, etc. son su
objetivo a encontrar. Desde la antigua imagen del San Bernardo con su barrilito
al cuello buscando a personas sepultadas en la nieve, los perros se han
convertido en una ayuda imprescindible para determinados colectivos
profesionales. En las zonas aduaneras están siempre presentes así como en escenarios
donde ha ocurrido alguna catástrofe, como inundaciones o terremotos. Su olfato
es la mejor ayuda para localizar supervivientes bajo escombros o lodo. También
pueden seguir pistas de personas por lo que, cuando se comete un delito o
alguien se pierde, pueden encontrar su rastro desde el escenario donde se le
vio por última vez, incluso aunque haya sido invadido por policías y otros
operativos. Incluso en situaciones menos conocidas pero más cotidianas como
escapes de gas, averías eléctricas, etc., el perro ayuda a encontrar el origen
de ellas.
Pueden detectar el cáncer y
otras enfermedades. Según estudios publicados por la revista DVM
News Magazine un grupo de investigadores ha podido demostrar que, a
través del olfato, unos perros
adiestrados consiguieron reconocer el cáncer de próstata en la orina humana.
En caso de pacientes con diabetes también se han hecho estudios y se ha visto
que son de gran ayuda porque pueden saber cuándo un paciente está a punto de
tener un ataque hipoglucémico (bajada de azúcar en la sangre), incluso antes
que él mismo.
Su propia continuidad de la especie
canina se activa también a través del olfato. Cuando las hembras están en celo
emiten las feromonas sexuales, unas señales olfativas que indican al macho la
predisposición de ellas a la monta.
Ahora que ya conoces un poco más el poder de su
olfato, ¿no piensas que realmente merece la pena que tu perro sepa y quiera
emplearlo?
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