¿Amigos o enemigos?
Hoy
queremos dedicar este post a un elemento muy importante, y normalmente
estigmatizado, para nuestro perro, el transportín.
El
transportín apareció como un elemento de seguridad en los viajes de nuestros
perros, en cualquier medio de transporte. Sin embargo su uso se ha extendido a
otros campos como la educación canina.
El
perro al igual que su antecesor, el lobo, prefiere un lugar donde descansar y
sentirse seguro. Instintivamente preferirá un lugar donde todos sus espacios
(altura, anchura y profundidad) puedan ser controlados perfectamente. ¿Por qué
no pensar que podemos ofrecerles el transportín como ese espacio?.
El modo de presentarles el transportín, de hacer que el perro
lo conozca e interaccione con él, será básico para que el perro lo relacione
como un lugar positivo en el que desee
estar, o lo asocie a un sitio negativo que evite
en todo momento.
Pautas
para la asociación positiva del transportín
Para cualquier perro, a priori, el transportín le
generará una sensación de duda y desconfianza. Por ello vamos a hacer que la
desconfianza se vaya disipando poco a poco de su cabeza siguiendo pautas como
las que a continuación se describen.
1.- Considera que este es un proceso gradual, que se
consigue poco a poco.
2.- Nunca introduzcas tú al perro en el transportín,
ni tampoco le obligues a que entre. Debes conseguir que él entre por sí mismo.
3.- Coloca el transportín en un sitio donde tú puedas
estar sentado al lado, tranquilo y cómodo, y deja su/s puerta/s abierta/s.
4.- Vamos a usar para este proceso uno de los recursos
primarios del perro, el alimento. Pon comida delante de la puerta abierta y
observa la reacción de tu perro. Si el perro se acerca a cogerla ya estará
empezando a asociar positivamente su presencia.
5.- Si la ha cogido con decisión y seguridad, ahora
debes repetir el proceso pero poniendo la comida dentro del transportín. En
primer lugar la pondremos cerca de la puerta y no en el fondo. La intención es
que el perro introduzca su cabeza al espacio para poder acceder a la comida.
6.- Una vez que haya superado ese reto, aumentaremos
el nivel de dificultad. Para ello pondremos la comida en un sitio en el que sea
necesario que el perro, al menos, introduzca sus patas delanteras para poder
alcanzar la comida.
7.- Si también ha alcanzado vencer el paso anterior,
ahora sí que tiraremos la comida al fondo del transportín, para que el perro
tenga que entrar completamente si quiere llegar a la comida. En este punto debes
de saber que las patas traseras del perro son las que suelen aportar más
seguridad en su cabeza a la hora de acercarse a cualquier situación que le
ofrezca dudas. Por lo tanto es casi seguro que le costará más tiempo introducir
las patas traseras del que le costó introducir las delanteras.
8.- Cuándo el perro haya introducido sus cuatro patas
en el transportín arroja más comida dentro, en distintos puntos, mientras está
cogiendo la comida que le motivó a entrar. Es importante que el perro comience
a moverse y explorar el área del transportín encontrando refuerzos positivos
mientras tanto.
9.- Sigue usando el transportín, durante unos días,
para que el perro tome dentro todas las raciones diarias de comida.
10.- Puedes incluso acondicionar el interior del
transportín con algún otro elemento del perro que signifique confort (manta,
colchón, juguete, etc.)
11.- Intenta siempre tener algo de comida en algún
bolsillo o lugar cerca (pero no accesible para el perro) del transportín.
Seguro que observarás que el perro accede de forma voluntaria dentro aunque no
hayamos echado comida en el interior. En ese momento felicita su acción con tu
voz, acércate y arroja comida dentro.
12.- Nunca avances al paso siguiente hasta que el
perro supere el actual con decisión, seguridad y sin titubeos ni dudas.
13.- Cuando el perro es decidido y quiere entrar al
transportín es el momento de enseñar un comando verbal que signifique “Entra”.
14.- No olvides que estamos ofreciendo al perro el
transportín como un sitio cómodo, tranquilo, confortable y seguro. En esta fase
NUNCA uses el transportín como un castigo, porque retrocederás todos los pasos
que estás dando día a día.
15.- Cuando el perro entra sin dudas ya por completo
en el transportín, mientras acaba la comida que le hemos estado tirando, cierra
la puerta del transportín un instante, y arroja de forma paralela comida por
los huecos laterales, traseros y delanteros más comida. Cuando dejes de tirar
comida, vuelve a abrir la puerta.
16.- Poco a poco iremos aumentando su permanencia
dentro del transportín con la puerta cerrada. Para ello también podemos usar su
juguete favorito dentro para que asocie toda la situación descrita como algo
placentero y positivo.
17.- Nunca ofrezcas premios, caricias, juegos, ni nada
que le provoque una excitación emocional cuando abramos la puerta y salga. De
ese modo, y de forma inconsciente, le estaremos provocando estrés cuando esté
dentro. El estrés nace por desear lo que recibe en el momento de salir.
18.- Si mientras el perro está dentro, con la puerta
cerrada, comienza a lloriquear o ladrar porque hemos exigido una permanencia
demasiado prolongada en esta fase, no le abras mientras ladra o llore. Intenta
distraer su atención con algo externo, y abre una vez que esté callado. Vuelve
al punto que consideres que debes de comenzar de nuevo.
Usos del transportín
Viajar: Es el uso más conocido por todos.
Indispensable para su seguridad y la nuestra cuando viajamos en coche. Evitamos
que el perro se mueva por los asientos, nos moleste mientras conducimos, ladre
al ver algo por la ventanilla y que esté seguro y protegido ante cualquier
frenazo o incidente que ocurra. En avión y/o barco es obligatorio su uso.
Higiene: Por regla general, al perro le gusta que su
sitio de descanso esté limpio, por lo que evitará hacer sus necesidades en él. Por
ello puede convertirse en un gran aliado a la hora de educar al cachorro a
hacer sus necesidades en la calle, ya que tratará de no hacerlo dentro del
transportín.
Ansiedad y/o Destrozos: Cuando no estamos con el
perro, en muchas ocasiones, el perro muerde cualquier objeto que encuentra en
la casa. Eso es producto de la ansiedad, del aburrimiento o del exceso de
energía acumulada. También cuando se produce el cambio de dientes en los
cachorros, estos necesitan morder algo que sacie y calme esas molestias. Aunque
se trate de un problema que necesita la ayuda de un profesional, en esos casos
el transportín puede resultarnos de gran ayuda. Hacemos que el perro acceda al interior del
transportín y le damos algo para que perro pueda morder, masticar y saciar sus
ganas de apretar con sus dientes (juguetes rellenos, huesos de piel, etc.). Luego
podremos marcharnos siendo conscientes de que el perro está allí encerrado y
que estaremos separados de él el mínimo tiempo necesario.
Eligiendo un
transportín adecuado
Existen
varios tipos de transportines, cada uno con una función distinta, por lo que lo
más importante es saber qué uso le darás al mismo. Una vez definido el uso, es
momento de comenzar a buscar el óptimo para tu caso.
Considera el tamaño del perro. El perro debe moverse (no confundir con
pasear) sin problemas dentro del transportín, debe poder ponerse de pie,
tumbarse de manera natural y poder estirar las patas cómodamente. Piensa que si
vas a realizar viajes largos, tu perro debe ir lo más cómodo posible.
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