Hoy os traemos, de forma íntegra, un artículo muy interesante publicado en el
diario Clarín (www.clarin.com). En él se publican las conclusiones de estudios neurocientíficos sobre el funcionamiento del
cerebro en los perros.
Esperamos que os guste.
¿Se pondrá triste cuando lo dejo solo? ¿Me extrañará? ¿En qué estará
pensando? ¿Soñará? ¿Por qué estará enojado? Quién, alguna vez, no se hizo estas
preguntas, mientras miraba a su perro con los ojos perdidos o cuando,
completamente dormido, movía su cola y una de sus patas.
Cada vez más estudios neurocientíficos nos alejan de esas dudas y reconocen
la conciencia de los mamíferos y los pájaros. Según el neurocientífico
canadiense Philipe Low, “todos los mamíferos, todas las aves y muchas otras
criaturas como el pulpo, cuentan con las estructuras nerviosas que producen la
conciencia. Esto significa que estos animales sufren”.
Junto a colegas de todo el mundo, Low firmó un manifiesto en el que se
afirma que todos los mamíferos tienen conciencia. Entre los firmantes está el
famoso físico Stephen Hawking, quien desde hace cuarenta años está
completamente paralizado por una enfermedad degenerativa.
El médico veterinario Rubén Mentzel, especializado en comportamiento
animal, afirma que “el cerebro de los perros funciona muy parecido al nuestro.
La diferencia está, desde el punto de vista estructural, en una corteza
cerebral con menos capas celulares y circunvoluciones. Y desde el punto de
vista funcional, en un menor grado de procesamiento de la información. Si nos
referimos a la capacidad de aprender, ellos son inteligentes. Si hablamos de
procesar información previa para resolver nuevos problemas, también pueden.
Pero, obviamente, menos que el ser humano”.
Lamentablemente, son muchos aún los que consideran a los perros como seres
a los que sólo les basta recibir algo de comer y tener unos trapitos para
dormir. Ni se les ocurre pensar que esos seres con mirada expresiva puedan
recordar y extrañar.
“Los perros piensan y recuerdan -dice el doctor Ricardo Bruno, especialista
en comportamiento animal-. Pero no se sabe a ciencia cierta si tienen la
capacidad de pensar en abstracto sobre hechos a los que nunca estuvieron
expuestos. O sea, no se sabe si tienen la capacidad de imaginar, o si solamente
pueden recordar situaciones vividas y relacionarlas. Pero, por supuesto, si un
perro vivió tres años con una familia y lo dan a otra, recordará a sus antiguos
dueños. Y principalmente si vivió con ellos cuando era cachorro. También hay
estudios que indican que los perros pueden reconocer la fonética de mucho más
que 160 palabras”.
En su libro “De perros que saben que sus amos están camino a casa”, Rupert
Sheldrake explica cómo los perros saben cuándo sus amos están de regreso al
hogar o por qué los gatos se lanzan al teléfono cuando el que llama es uno de
sus dueños.
“Los perros viven en un mundo que nosotros los humanos no vivimos
-explica Bruno- Hay un mundo de olores y sonidos que nosotros no podemos
reconocer y ellos sí. Esta es la razón por la que algunos perros pueden saber
que los propietarios están llegando. También son animales que aprenden por
asociación de eventos (condicionamiento), por lo que puede haber muchas señales
a las que los humanos no prestamos atención y ellos sí”.
Para Mentzel, otro de los motivos de esa cualidad canina puede ser la
manera que tienen de manejar el tiempo: “Además de tener un espectro olfatorio
y auditivo mucho más amplio que el nuestro, tienen una capacidad de pautar el
tiempo que todavía no sabemos cómo funciona. Con respecto a si distinguen los
colores, sí que lo hacen pero menos que nosotros y de una manera menos intensa.
Principalmente ven el azul, verde y rojo.”
Es común ver a los perros pararse frente al espejo y mirar fijo ¿se ven, se
reconocen? “No se reconocen como ellos mismos -dice Bruno-, sino que reconocen
a un individuo de su especie, a otro perro. Es por eso que muchos perros al
verse en un espejo empiezan a ladrarle como si fuera otro. Hay muchos estudios
que muestran que hasta los peces luchan contra la imagen en un espejo. Los
perros también sueñan; según estudios científicos, ellos presentan los mismos
ritmos y patrones de sueño que los humanos. Lo que no puede saberse es qué
sueñan, si lo hacen sobre situaciones ya vividas o hechos reales”.
Aún falta saber mucho sobre el cerebro de nuestros amigos, los perros y los
gatos, pero de algo estamos seguros: cuanto más sabemos de ellos, más cerca
están de nosotros.
Desde luego, nos queda aún un mundo por descubrir pero, seguro que merece la pena
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